- El trabajo ha sido realizado por los investigadores del grupo LARS (UPV-IIAMA) en colaboración con científicos de otras 12 instituciones.
- En el estudio se han empleado «satélites hiperespectrales» que permiten cubrir las emisiones de una región entera y que se han aplicado a otras zonas de extracción de combustibles fósiles como Turkmenistán, Argelia y la región Shanxi de minas de carbón en China.
Investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV) han liderado un estudio internacional que pone de manifiesto la necesidad de aumentar el control en las industrias de extracción de gas y petróleo en Estados Unidos, para reducir su impacto medioambiental en el planeta.
Esta es la principal conclusión del artículo “Satellite-based survey of extreme methane emissions in the Permian basin”, liderado por Itziar Irakulis Loitxate y Luis Guanter Palomar, en colaboración con otros 23 investigadores de 12 instituciones diferentes.
Concretamente, el trabajo parte de la realidad de que la industria del gas y petróleo es responsable de un gran porcentaje de las emisiones de metano de origen antropogénico a nivel global. Por ello, la eliminación de estas emisiones ha sido señalada recientemente por la ONU como una medida “clave en la lucha contra el cambio climático”.
“El estudio ha sido publicado en la revista científica Science Advances y centra su análisis en la cuenca Pérmica de Estados Unidos”
El estudio, que ha sido publicado en la revista científica de alto impacto Science Advances, se centra en la cuenca Pérmica de EE.UU., cuenca de extracción de gas y petróleo situada entre Texas y Nuevo México y que genera “el mayor volumen de emisiones de metano de los EE.UU., y probablemente del mundo”, afirman los investigadores del grupo de Teledetección Terrestre y Atmosférica LARS del IIAMA.
De este modo, mediante técnicas de observación desde satélite, se observa que un gran porcentaje de las emisiones de metano de esta cuenca proceden de un número limitado de puntos de emisión –equipamientos como tanques de almacenamiento- y que los pozos de extracción más nuevos, producen mayor porcentaje de emisiones que los antiguos.
“Detectamos emisiones más extremas en las instalaciones que comenzaron a producir a partir de 2018, ya que emiten el doble de metano que las anteriores a esa fecha”
“Detectamos emisiones más extremas en las instalaciones que comenzaron a producir en 2018 o a posteriori. Es un resultado cuanto menos sorprendente, si tenemos en cuenta que el número de pozos productores anteriores a 2018 representa el 65% del total de pozos activos. Hemos cuantificado estas emisiones y las nuevas explotaciones emiten el doble de metano que las anteriores a 2018”, apunta Luis Guanter, profesor de la UPV y uno de los coordinadores del estudio.
Asimismo, la investigación determina que los procedimientos de quema del excedente de gas son ineficientes, al detectarse fuertes emisiones de metano a pesar de que el proceso de quema de gas está activo.
“De todo esto se puede inferir que puede haber un desequilibrio entre la capacidad de extracción de combustible y la de su almacenamiento”, señala el Dr. Guanter Palomar, quien añade que espera que estos resultados “ayuden a ejercer mayor presión para aumentar y mejorar el control de los procesos en esta industria, tanto en los EE. UU. como a nivel global”.
Satélites hiperespectrales
En su estudio, el equipo liderado por la UPV ha empleado «satélites hiperespectrales» que permitieron cubrir las emisiones de una región entera, en este caso, la cuenca Pérmica. Esta metodología ya se está aplicando a otras zonas de extracción de combustibles fósiles (gas, crudo y carbón) como Turkmenistán, Argelia y la región Shanxi de minas de carbón en China.
“Los satélites hiperespectrales abarcan grandes áreas en muy poco tiempo y permiten volver a observar la zona durante largos periodos”
“La ventaja de utilizar satélites para la detección de emisiones, en comparación a las campañas de medición terrestres o las aéreas –mediante la colocación de sensores en aviones o helicópteros- es que podemos cubrir grandes áreas en muy poco tiempo y volver a observar la zona durante largos periodos, mientras el satélite siga activo”, destaca la investigadora del IIAMA, Itziar Irakulis Loitxate, que ha coordinado junto a Guanter el trabajo.
Finalmente, ambos investigadores ponen en valor que esta metodología puede ser especialmente útil en zonas remotas como los campos de gas y petróleo del norte de África o el Medio Este, donde las campañas terrestres y aéreas son mucho más complicadas de realizar y las emisiones pueden pasar fácilmente inadvertidas.