Nicolás Dosil Seijo ha estudiado el máster habilitante en “Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos” en la Universitat Politècnica de València, ya que considera que los Ingenieros de Caminos son capaces de transformar las ciudades y el territorio, y esto es lo que más me gusta de su profesión: “la relación entre las infraestructuras y las personas”.
Durante este curso, ha disfrutado de la beca de la Cátedra Cooperación y Desarrollo Sostenible, adscrita al IIAMA y financiada por la Vicepresidencia primera y Consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda de la Generalitat Valenciana , para realizar el estudio: “Isla de calor y vulnerabilidad en València”, dirigido por Eric Gielen y Manuel Pulido.
– ¿Cuáles han sido los objetivos principales del estudio?
Este análisis ha tenido dos objetivos principales. Por un lado, realizar un diagnóstico claro sobre la distribución de las Islas de Calor Urbano (ICU) en la ciudad de València; y por otro, desarrollar un índice que permita medir la vulnerabilidad al calor.
El propósito final es identificar las zonas con mayor riesgo combinando los datos de peligrosidad térmica y vulnerabilidad social.
“En el trabajo identificamos las áreas más expuestas mediante el cruce entre la peligrosidad térmica y la vulnerabilidad social”
– ¿Qué trabajo se ha desarrollado?
Se ha llevado a cabo un análisis espacial en la ciudad de València centrado en la distribución del calor urbano y su impacto en la población. El trabajo comenzó con una revisión bibliográfica para comprender el estado actual de la investigación y explorar metodologías aplicables.
Posteriormente, se recopilaron y procesaron datos sobre la localización de las ICU y variables sociodemográficas.
Con esta información, se elaboró un índice de vulnerabilidad al calor, combinando distintos factores de riesgo. Finalmente, se identificaron las áreas más expuestas mediante el cruce entre la peligrosidad térmica y la vulnerabilidad social.
– ¿Qué metodología se ha empleado para realizar el estudio/ casos de estudio analizados?
Se aplicó una metodología cuantitativa basada en el uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG).
En primer lugar, se normalizaron las variables sociodemográficas y, posteriormente, se utilizó un Análisis de Componentes Principales (PCA) para reducir la dimensionalidad y construir el índice de vulnerabilidad. Paralelamente, las ICU fueron cartografiadas a partir de datos térmicos obtenidos de la serie de satélites LANDSAT.
Finalmente, se superpusieron los mapas de vulnerabilidad y peligrosidad para identificar las zonas de mayor riesgo térmico.
“Entre los barrios más afectados destacan: Benicalap, El Calvari, Torrefiel, Els Orriols, Benimaclet, Russafa, L’Horta de Senabre, La Raiosa y Nou Moles”
– ¿Cuáles han sido las principales resultados y conclusiones alcanzadas?
El estudio ha identificado las zonas de València con mayor riesgo frente al calor, resultado de la combinación entre alta peligrosidad térmica y elevada vulnerabilidad sociodemográfica. Entre los barrios más afectados destacan: Benicalap, El Calvari, Torrefiel, Els Orriols, Benimaclet, Russafa, L’Horta de Senabre, La Raiosa y Nou Moles.
Estas áreas coinciden con barrios de menor renta, mayor proporción de población envejecida y escasa presencia de zonas verdes. Además, el análisis revela que la distribución de las ICU no es homogénea, sino que tiende a concentrarse en zonas con peores condiciones socioeconómicas, lo cual evidencia una clara desigualdad ambiental.
“Gracias a esta beca, he desarrollado una mayor sensibilidad hacia las desigualdades urbanas y el impacto social del cambio climático”
– Personalmente, ¿qué has aprendido con la realización de la beca de prácticas?
Esta experiencia me ha permitido aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en el máster a un caso real, lo que me ha ayudado a valorar la utilidad práctica de herramientas como los SIG y el análisis territorial.
He aprendido a manejar grandes volúmenes de datos, tomar decisiones metodológicas informadas e interpretar resultados de manera crítica. Además, he desarrollado una mayor sensibilidad hacia las desigualdades urbanas y el impacto social del cambio climático, lo que refuerza mi motivación por participar en proyectos que integren la ingeniería con el compromiso social.
“Es necesario fomentar una planificación urbana equitativa, que reconozca la distribución desigual del riesgo climático y garantice que las soluciones lleguen a quienes más las necesitan”
– Por último, ¿qué medidas se deberían articular para mejorar el cumplimiento de los ODS, específicamente con los ODS analizados en tu estudio?
Para avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) vinculados a este estudio, es fundamental implementar medidas tanto urbanísticas como sociales.
En primer lugar, se debe aumentar la cobertura de zonas verdes y espacios de sombra en los barrios más vulnerables, para mitigar el efecto de las ICU (ODS 11: Ciudades sostenibles y ODS 13: Acción por el clima).
Asimismo, es recomendable promover el uso de materiales reflectantes y soluciones basadas en la naturaleza en la planificación urbana (infraestructura verde y azul).
Además, resulta crucial integrar el factor climático en las políticas de salud pública y protección social (ODS 3: Salud y bienestar), mediante planes específicos para afrontar olas de calor, priorizando a las personas mayores, enfermas o con bajos recursos.
Finalmente, es necesario fomentar una planificación urbana equitativa, que reconozca la distribución desigual del riesgo climático y garantice que las soluciones lleguen a quienes más las necesitan.