Elisabeth García Campo es graduada en Periodismo por la Universitat de València Tras realizar numerosas prácticas y becas en el ámbito del periodismo y debido a la pandemia del Covid-19, decidió cursar el Máster en “Cooperación al Desarrollo” de la Universitat Politècnica de València.
El motivo: cuando todo paró por la pandemia se planteó qué es lo que gustaría hacer en los próximos 5 años y el máster se acoplaba muy bien a sus inquietudes, ya que le gustaría trabajar “con organizaciones no gubernamentales que tienen como meta: luchar por una sociedad más justa, igualitaria y sostenible tanto a nivel global como local”.
Elisabeth ha disfrutado de la beca de la Cátedra Planeta y Desarrollo Sostenible para realizar el trabajo:“Soñando escenarios futuros desde lo local a lo global para construir el presente. Propuesta de educación ambiental en alimentación sostenible usando Lego Serious Play en colegios de la ciudad de València”, que ha sido dirigido por Guillermo Palau Salvador (Ingenio CSIC-UPV).
• ¿Cuáles han sido los objetivos principales del estudio?
Teniendo en cuenta como partida el ODS 12 “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles” como eje del estudio, el principal objetivo ha sido crear reflexiones colectivas sobre las formas de producción alimentaria y el consumo responsable y sostenible por parte del alumnado de los colegios de la ciudad de València.
Otro de los objetivos es que los menores de 5º y 6º de primaria se introduzcan dentro del mundo de la alimentación sostenible. A través de talleres participativos y reflexiones colectivas en el centro educativo podrán afianzar conocimientos y podrán descubrir un nuevo vocabulario que les permitirá entender cómo funciona el mundo de la alimentación sostenible. Las actividades tienen en común la mirada crítica y creativa del alumnado.
Es importante señalar que solo educando en la alimentación se puede conseguir cambios locales y globales. Debemos ser conscientes de que comprar en un supermercado o en un mercado municipal tiene diferentes consecuencias, tanto para el planeta como para nuestro entorno. También es importante ser conscientes de los objetivos que tiene la agricultura industrial y decidir si queremos acudir a ella o no. Una vez conseguidos estos objetivos se pasaría a plantear procesos de transición justa hacia la alimentación sostenible.
Asimismo, también hay otros objetivos como la toma de conciencia del desperdicio alimentario, la comprensión de los problemas generados debido a la producción industrial, el desarrollo de actitudes hacia el consumo responsable o buscar soluciones para mejorar el sistema alimenticio local y global.
“El objetivo ha sido trabajar en grupo soluciones reales para llevar a cabo acciones concretas”
• ¿Qué trabajo se ha realizado para desarrollar la investigación?
Para poder conseguir esos objetivos, el punto de partida ha sido poner el foco en el derecho a la alimentación y el sistema actual en el que vivimos.
Las actividades de la primera parte del proyecto, más teórica y con una duración de 1 hora y 30 minutos, están dirigidas a la concienciación global, es decir, que el alumnado sepa cómo se consume actualmente y hacerle saber que tiene más poder del que cree. Asimismo, se tratará temas como el desperdicio alimentario, la soberanía alimentaria o la huerta valenciana.
La segunda fase, la de transformación local, se centra en crear procesos de transición justa a la alimentación sostenible, trabajando el ODS 12, mediante la práctica de “Lego Serious Play”. Es decir, el alumnado, con metodologías activo-participativas, pondrá toda su creatividad e imaginación para poder soñar escenarios futuros desde lo local a lo global para construir el presente que quieran. Por lo tanto, se les plantea mirar hacia el futuro desde dos perspectivas: el futuro real y el futuro ideal. Con las piezas de Lego tienen que reflejar estos futuros.
En esta fase se crearán vínculos y redes entre el alumnado, ya que descubrirán espacios de su mente que nunca habrían imaginado. El objetivo es trabajar en grupo soluciones reales para llevar a cabo acciones concretas.
“En el proyecto se han utilizado metodologías activo-participativas, ya que suponen una forma compartida de producción de conocimiento que facilita gestionar la incertidumbre”
• ¿Qué metodología se ha empleado para realizar el estudio/casos de estudio analizados?
Durante el proyecto se han realizado:
– Charlas presenciales sobre alimentación sostenible a alumnado de primaria en varios colegios.
– Talleres sobre escenarios futuros a alumnado de primaria en varios colegios (público, concertado y concertado-privado) con piezas de Lego.
– Encuestas a alumnado de primaria en esos colegios.
En total han participado 185 niños y niñas. Para todo ello se han utilizado metodologías activo-participativas, ya que suponen una forma compartida de producción de conocimiento que facilita gestionar la incertidumbre, tanto en el proceso de investigación como en la toma de decisiones. Gracias a esta metodología, el alumnado puede utilizar toda su creatividad e imaginación para poder soñar escenarios futuros desde lo local a lo global para construir el presente que quieran.
El método de aprendizaje es el basado en retos (ABR) según las metodologías activo-participativas, es decir, se le plantea una problemática compleja al grupo, de carácter real y relacionada con un entorno cercano. El objetivo es trabajar en grupo soluciones reales para llevar a cabo acciones concretas.
La utilización de metodologías relacionadas con la innovación sistémica, como Lego Serious Play, tienen actualmente mucho interés para empresas del sector agroalimentario y consultoras de innovación.
Para analizar los talleres se utilizan las siguientes evidencias:
– Observación participación
– Análisis cuantitativo y cualitativo de las encuestas
“Cuando se les plantea un escenario real sobre qué creen que va a pasar en torno a la alimentación en los próximos 30 años, la mayoría de los grupos apuestan por un mundo completamente negativo”
• ¿Cuáles han sido los principales resultados y conclusiones alcanzadas?
Trabajar con colegios a través de la educación no formal es una oportunidad en toda regla para potenciar la educación transformadora. Al ser un proyecto en el que se plantea aprender a través del juego sin duda alguna el menor se siente completamente incitado a participar.
Para los menores cuando se les plantea un escenario real sobre qué creen que va a pasar en torno a la alimentación en los próximos 30 años, la mayoría de los grupos de los diferentes colegios apuestan por un mundo completamente negativo. Un mundo en el que el cambio climático arrasa con el planeta, en el que no hay recursos naturales ni alimentos para todo el mundo, creen que el poder lo tendrá el capitalismo salvaje, habrá migraciones forzadas, se crean enfermedades debido a la contaminación, estará muy marcada la cuestión de las clases sociales y las guerras continuarán. Estos futuros reales no son buenos.
Cabe destacar que cuando se les pregunta a los menores: “¿Por qué todo es tan negativo?” La respuesta es: “Porque nos han dicho que el futuro va a ser malo”.
Por ello, es tan importante tener ese poder de decisión como ciudadano/a del que hablábamos antes. Si somos conscientes de que Amazon genera por encima de sus posibilidades, que destroza comercios locales y que explota a sus trabajadores/as podemos decidir si queremos o no comprar en esta macroempresa o si queremos ir a la ferretería de nuestro barrio.
En cambio, cuando hablamos de futuros ideales, es decir, futuros deseados por los menores, aparecen conceptos solamente positivos. Apuestan por vivir en comunidad, en lo cuidados entre las personas y hacia la naturaleza, la proximidad de los huertos a las ciudades y aparecen valores tan básicos como empatía, el compartir, el actuar de forma sostenible, la unión o el respeto.
Vemos una clara diferencia entre lo que creen que va a pasar con lo que les gustaría que pasara. Y es que la realidad es que cuando se les plantea el futuro real los menores no piensan en acabar con, por ejemplo, el tema de la pobreza, piensan medidas que pueden paliar esa pobreza, pero sigue existiendo realmente en esos mundos.
“Es importante destacar que este tipo de proyectos fomentan la creatividad y la crítica”
También es interesante ver el momento en el que se hace la puesta en común de todos los escenarios entre los grupos, ya que en ese debate los menores se dan cuenta de que tienen una responsabilidad muy importante como ciudadanos/as. Y no solo eso, también son conscientes y señalan que la parte privada es la que más responsabilidad tiene ante estos paradigmas, ya que es la que más genera, produce y contamina.
Además, es importante destacar que este tipo de proyectos fomentan la creatividad y la crítica. Por un lado, el lema que tiene la creación de esos futuros escenarios es “todo vale”. Es así como los menores acuden a los rincones más recónditos de su mente para poder crear todo ello. Y, por otro lado, el debate que se forma por parte del propio alumnado, cuestionando si creen que va a suceder lo que se ha planteado o si estamos de acuerdo en llegar a esos espacios comunes, te hacen crecer como persona crítica, ya que te creas una opinión sobre ese tema.
Creo que es importante volver de nuevo al principio donde hablaba sobre la educación transformadora y es que la escuela tiene una responsabilidad mayor cuando hablamos de conseguir crear personas humanas que luchen por una sociedad más justa, igualitaria y sostenible tanto a nivel global como local.
“Si educamos en igualdad, sostenibilidad y respeto llegaremos a esa sociedad más justa, igualitaria y sostenible tanto a nivel global como local”
• Personalmente, ¿qué has aprendido con la realización de la beca de prácticas?
Esta beca me ha permitido conocer las mentes de niños y niñas de 5º y 6º de primaria de diferentes colegios que utilizan diferentes metodologías de aprendizaje. Son el futuro y, por tanto, son esponjas de conocimientos. Si educamos en igualdad, sostenibilidad y respeto llegaremos a esa sociedad más justa, igualitaria y sostenible tanto a nivel global como local.
Siento que siempre que los menores han creado un escenario enfocado al mundo real, la mirada ha sido pesimista y es impactante ver a menores de once años creer que su realidad va encaminada hacia la extinción del ser humano. Parece que no hay ninguna esperanza. En cambio, si piensan en lo que les gustaría en el futuro, la mirada es optimista. En estos escenarios sí que hay esperanza e ilusión. Hay humanidad y respeto.
Este proyecto me ha hecho crecer como profesional dentro del mundo de la educación no formal y concienciarme en la importancia de cada palabra que decía en los talleres. El objetivo se ha conseguido: llegar a esos menores con unos valores básicos basados en el respeto, la empatía, la igualdad y la sostenibilidad.
“En la educación tenemos una responsabilidad fundamental para poder llevar a cabo cambios tanto locales como globales”
• Por último, ¿qué medidas se deberían articular para mejorar el cumplimiento de los ODS?
Los ODS nos atraviesan como personas. Son todos. Son principios universales que deberían cumplirse en todos los países.
El primer fallo es que no sea de obligado cumplimiento. El segundo, que tenga una mirada claramente occidental. No podemos hablar de la misma forma de un país del sureste asiático, que de un país del norte de América.
Por lo tanto, se debe comprender que cada país no produce lo mismo, que no a todos los países se le permite acceder a determinados productos o algunos ni siquiera pueden acceder a energías renovables porque se las expropian. Una vez se da este paso, habrá que involucrar tanto al sector privado (multinacionales, grandes corporaciones o macroempresas) como al sector público (gobiernos, instituciones educativas o la ciudadanía). Es imprescindible esa voluntad para poder alcanzar cada uno de los ODS.
Concretamente, el papel de la educación es fundamental en este aspecto. Valores tan básicos como el respeto, la empatía o la conciencia deben transmitirse en los colegios. Estamos ante las futuras generaciones que, como he dicho anteriormente, ven el futuro completamente negativo, ya que no creen que podamos tener una vida digna. En la educación tenemos una responsabilidad fundamental para poder llevar a cabo cambios tanto locales como globales.