El investigador del IIAMA-UPV (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València) Antonio López ha diseñado junto con su director de tesis, un enfoque novedoso para minimizar el impacto económico ante los futuros escenarios de escasez de agua, provocados por la sequía y el cambio climático.

Esta metodología, es uno de los principales resultados obtenidos en su tesis doctoral “Métodos y herramientas de evaluación y diseño de instrumentos económicos para gestión de sequías y adaptación al cambio climático», que ha sido dirigida por el director del centro de investigación valenciano de recursos hídrico, Manuel Pulido.

La principal innovación de su estudio reside en el desarrollo de técnicas de análisis de riesgos de las sequías en la agricultura de regadío y herramientas de simulación y optimización basadas en modelos hidroeconómicos.

“Se prevé que en un futuro se agraven los conflictos en la gestión de los recursos hídricos, debido a que nos encontramos en un contexto de creciente demanda de recursos, motivado principalmente por el crecimiento de la población, y de alta incertidumbre en la disponibilidad futura de los recursos disponibles (fundamentalmente debido al cambio climático). Por ello, es necesario gestionar los recursos hídricos bajo la óptica de la eficiencia económica y equidad, tratando de minimizar los potenciales impactos de la escasez del recurso a la sociedad”, asevera el Dr. López.

De esta forma, este estudio permite evaluar el impacto económico de las sequías en las últimas décadas, así como los beneficios potenciales de implementar instrumentos económicos, medidas de mitigación o cambios en la gestión del sistema de recursos hídricos.

Análisis de riesgos de la sequía

En la tesis doctoral se ha desarrollado una metodología que realiza un análisis de riesgo de los impactos económicos directos de la sequía en la agricultura de regadío, empleando como caso de estudio la cuenca del Júcar.

Con esta metodología se ha evaluado los efectos que tendría sobre el sistema del Júcar la implementación de medidas de mitigación, como la puesta en funcionamiento de los pozos de emergencia de sequía, -ya activados entre 2005 y 2008- para tratar de suministrar el total de la demanda objetivo de los usuarios.

En este caso concreto, se comprobó que se reducen significativamente las pérdidas económicas, determinando la rentabilidad económica de esta medida. De hecho, los resultados obtenidos ilustran “la importancia del uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas para amortiguar las pérdidas de la sequía en la agricultura”, indica el investigador del IIAMA.

Además, también se observó en el estudio que el aumento de precios de los cultivos puede compensar parcialmente las pérdidas económicas de la reducción de la producción, como consecuencia de la escasez de agua.

“La técnica permite realizar una gestión más informada, global y eficiente, pues obtiene las distribuciones de probabilidad del valor de la producción, con antelación a la próxima temporada de riego. De esta forma, el técnico puede comparar lo valores esperados– de acuerdo con la función de probabilidad de la producción a 1 de mayo-, con el valor observado en un año húmedo y determinar los posibles impactos de la sequía”, asevera el Dr. López.

Modelos hidroeconómicos como sistemas de apoyo a la decisión

Las herramientas de simulación y optimización para la gestión de recursos hídricos se han diseñado bajo el enfoque de modelos hidroeconómicos. De hecho, se han configurado como sistemas de apoyo a toma de decisiones, que permiten evaluar el impacto de estrategias de gestión, incluyendo instrumentos económicos para gestión de la demanda (ej. precios del agua, mercados), en la adaptación al cambio climático.

Concretamente, la herramienta SIMGAMS gestiona los recursos hídricos disponibles a escala de cuenca, teniendo en cuenta las prioridades establecidas por ley en cuanto a usos y reglas de operación de embalses, calculando los beneficios y costes para cada uno de los usuarios tras determinar los repartos del agua, tal y como explica el autor de la investigación.

“Si un usuario demanda 100 hm3 pero el modelo recoge que sólo se le puede abastecer 80 hm3, SIMGAMS determina el coste económico de no haberle podido suministrar la demanda objetivo, es decir, determina el coste de escasez asociado al déficit del suministro”.

Por su parte, OPTIGAMS distribuye el agua considerando criterios económicos, sin tener en cuenta prioridades ni reglas de operación como el modelo anterior. Este sistema calcula la asignación óptima del agua desde el punto de vista económico, así como las pérdidas de cada usuario en el caso que no se le proporcione agua, distribuyendo el agua para que el coste de escasez a nivel de cuenca sea el menor posible.

Estas herramientas se han empleado para el diseño y simulación del impacto de instrumentos económicos como políticas de precios a escala de cuenca, tarifas dinámicas urbanas considerando el valor marginal del agua y de mercados ideales de agua; como medidas para gestionar las sequías y adaptación al cambio climático.

“Si se aplicasen unas políticas de precios dinámicas que tuviesen en cuenta el valor marginal del agua, se podría conseguir una gestión más eficiente del recurso, ya que estas políticas envían al usuario una señal de la escasez del recurso aumentando el precio de la misma cuando el recurso comienza a ser escaso”, sostiene el investigador López.